Todos hemos sufrido alguna pérdida de gran dolor para nuestra persona, a tal grado de convertirse, incluso, en una carga que nos agobia todos los días o gran parte de nuestro tiempo. Sin conocimiento alguno, asumimos que dicha pérdida será diluida y olvidada con el tiempo, pero la mayoría de las veces no es así.

La tanatología

El término tanatología viene del griego thanatos (muerte) y logos (estudio o tratado), y a resumidas cuentas puede ser definida como el estudio de la vida que incluye a la muerte, o en muchos casos, la pérdida. El objetivo inicial de la tanatología era proporcionar ayuda profesional a pacientes con enfermedades en etapa terminal y a sus familiares. Por un lado, para garantizar una muerte digna, y por el otro, para poder lidiar y sobrellevar el proceso de duelo.

Hoy en día, la tanatología comprende muchas más situaciones, y aunque se enfatiza en áreas particulares, puede acoplarse para brindar apoyo a todos aquellos que pasen por un proceso de pérdida o duelo, pudiendo tratarse de trabajo, objetos materiales, mascotas, familia, etc. 

Qué es el duelo

Para entrar un poco más en materia, es preciso definir, de primera instancia, qué es el duelo.

“El duelo es ese estado de pensamiento, sentimiento y actividad que se produce como consecuencia de la pérdida de una persona amada o algo significativo para nosotros, asociándose a síntomas físicos y emocionales. La pérdida es psicológicamente traumática en la misma medida que una herida o quemadura, por lo cual siempre es dolorosa. Necesita un tiempo y un proceso para volver al equilibrio normal.”

Como bien se describe, el proceso de duelo necesita de dos elementos para ser superado con éxito: tiempo y proceso, y el problema recae en que la mayoría de las personas piensan que el tiempo lo curará todo, haciendo caso omiso de los procedimientos necesarios.

Proceso del duelo

Una gran especialista en tanatología, la doctora Elisabeth Kübler-Ross, describe el proceso de duelo en 5 etapas principales, por las cuales todos los individuos pasan:

1. Negación: El paciente o persona reaccionan de forma defensiva, intentando evitar la realidad de su situación de enfermedad o pérdida. Además, intenta desesperadamente buscar argumentos, evidencia o pruebas que le nieguen su situación actual. Suele declarar ‘no es cierto, esto no puede estarme pasando a mí’.

2. Ira o enojo: La persona o paciente se rebelan contra la realidad y la vida, todo les parece irritante, incómodo y molesto, nada les parece. El recordar su estado de pérdida o enfermedad los hace sentir mucha rabia, y sienten una profunda injusticia, acompañada del cuestionamiento ‘¿Por qué yo?’.

3. Pacto o negociación: En esta etapa, la persona o paciente comienza a reconocer su condición de pérdida o enfermedad, e intenta llevar una negociación con el tiempo, la vida, Dios, entre otros de acuerdo a las creencias y principios propios. Esta etapa involucra la esperanza de poder, de alguna manera, retrasar la muerte o recuperar aquello perdido. Suelen presentarse ideas como ‘Dios, por favor déjame vivir hasta que mis hijos se gradúen’, ‘Haré cualquier cosa para recuperar mi trabajo’, entre otros.

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4. Depresión: La persona o paciente se dan cuenta que las etapas o intentos anteriores han fracasado, y comienza a ser consciente de su situación, irreversible e inevitable. De tal forma, se sumerge en una tristeza profunda, reflejada en silencios extensos, aislamientos, rechazos, llanto abundante, cansancio y lamentos. En los pacientes con enfermedades en etapa terminal se suele presentar más fácil y prolongadamente, pues muchos ‘se convierten en una carga’ para sus familias o cercanos. Contrario a lo que muchos puedan pensar, es importante no intervenir en esta etapa del duelo, pues es necesaria para poder sobrellevarlo con éxito, y debe procesarse el tiempo necesario.

5. Aceptación: En esta última etapa, la persona o paciente va resolviendo diversos procesos y problemas, que lo llevan a estar más tranquilo, en paz, a aceptar su situación y a seguir adelante. La vida se va imponiendo, y se tiene plena conciencia de la realidad, la cual no se niega, pero pasa, en ocasiones, a ser indiferente o poco relevante (ya no se necesita hablar del dolor propio). Algunos malestares físicos o sentimientos desaparecen.

Es preciso recordar y hacer especial hincapié, en que estas etapas no siempre se presentan en el orden establecido, o, en algunas ocasiones, pueden no presentarse todas. Esto depende de cada persona, pues recordemos que el duelo es una situación que se cursa individualmente y su temporalidad varía de acuerdo a lo antes mencionado. A pesar de todo, la persona o paciente debe estar plenamente consciente que las etapas no son permanentes, que pasarán y, eventualmente, la aceptación llegará.

La tanatología con el duelo

La tanatología permite darles una guía a las personas para poder sobrellevar el proceso de duelo de la mejor manera, pero siempre respetando su individualidad y autonomía. Dentro de su estudio, se engloban aspectos como:

–       Ayudar a la creación de sistemas y creencias propias sobre la vida, la muerte y la pérdida; no como fantasías o realidades utópicas consecuencia de sus actos o de su código moral, sino como un proceso natural al que todos llegamos y que debe ser aceptado.

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–       Dar una preparación a las personas y a la gente para enfrentar la muerte o la pérdida desde un punto de vista personal o cercano.

–       Educar e informar para saber cómo tratar e interactuar, de manera humana e inteligente, con personas que pasan por un duelo o están cercanas a la muerte.

–       Entender la importancia y dinámica que tienen las emociones como expresión misma de la situación y el sentir. Saber cómo lidiar con ellas de manera humana, y aceptarlas como estadíos pasajeros que, en algún momento, cesarán.

–       Respetar la dignidad y autonomía de la persona en duelo o cercana a la muerte, permitiendo al individuo tomar sus propias decisiones, y dándole la libertad que merece. Así como aprender los medios por los cuales la persona puede garantizar este principio de autonomía.

El acompañamiento de un tanatólogo

Durante un proceso de duelo, derivado de la pérdida de algo significativo en sus vidas, de la muerte de algún familiar o cercano, o la experiencia propia del acercamiento a la muerte (enfermedad terminal); un tanatólogo procurará que la persona o paciente reciba un trato respetuoso, cariñoso, compasivo, humano y digno.

La finalidad en sí del tanatólogo, será la aceptación de la situación después del duelo, que permita a la persona o paciente mejorar su calidad de vida y continuar con su cotidianeidad de forma consciente.