Todos los medios de comunicación han puesto su mira sobre un conflicto que podría tener repercusiones catastróficas globales, se habla incluso de una posible Tercera Guerra Mundial, y aunque se conoce con certeza quienes encabezan esta jugada, los antecedentes son desconocidos para muchos. La tensión crece a diario y las relaciones diplomáticas entre los países se tambalean ante una nueva guerra, que involucrará una tecnología y armamento superiores en capacidad destructiva, a lo que jamás hemos escuchado o visto. La incertidumbre e intranquilidad comienzan a florecer en el día a día, y la interrogante continúa siendo la misma: ¿por qué empezó este conflicto?

El fin de la Unión Soviética

Todo el conflicto comienza a formarse en los años 90. Ucrania, que para esa década aún pertenecía a la URSS, presenta un descontento general en su población por su pertenencia a esta Unión. Impulsados por este desagrado hacia los rusos, en el año de 1991 Ucrania se separa de la URSS y se consolida como una nación independiente. Sin embargo, su población aún estaba separada éticamente en dos facciones: los ucranianos (menos del 70% de la población) y los rusos (más del 30% de la población). Esta diferencia étnica se convertiría en la clave de todo el conflicto.

Durante los siguientes años, en Ucrania reinó un choque ideológico y político entre los prorrusos y los nacionalistas (con tendencias más europeístas).

La invitación de la Unión Europea

En el año 2010, el candidato Viktor Yanukovich, miembro del Partido de las Regiones (prorruso), gana las elecciones presidenciales de Ucrania. Durante su mandato, la intolerancia y el autoritarismo se hicieron notar, encarcelando a sus principales opositores de derecha, entre ellos Yulia Timoshenko, quien fue rival de Yanukovich en las elecciones.

A pesar de una notable corrupción y una fuerte represión de las ideologías contrarias, la economía ucraniana crecía año con año, llamando la atención de la Unión Europea, que los invitaría a anexarse a ella poco tiempo después. El 30 de marzo del año 2012, Yanukovich y líderes de la Unión Europea comenzaron la preparación de la firma de adhesión, no sin antes expresarle ciertas condiciones específicas a Ucrania, entre las que se encontraban la liberación de todos los presos políticos, y ciertas reformas necesarias. El presidente Viktor Yanukovich se comprometió a cumplir con las condiciones demandadas por la Unión Europea, y ganó una tremenda popularidad con su pueblo, pues el mercado común europeo significaba una oportunidad de crecimiento exponencial para la gran mayoría.

¡Todo marchaba sobre ruedas! Pero… el 21 de noviembre del año 2013, Yanukovich anuncia la suspensión del proceso de adhesión de Ucrania a la Unión Europea. Al principio fue una sorpresa para todos, pero las razones se hicieron obvias con el paso de tiempo. Rusia hizo una fuerte presión sobre Yanukovich para evitar dicha adhesión, y le prometió mucho apoyo económico a cambio de olvidar sus planes con la Unión Europea. ¿Por qué esta pelea por Ucrania? La respuesta es muy simple, dentro del territorio ucraniano pasan numerosos gasoductos (Red de Gasoductos del Este de Europa), que surten a gran parte del continente de gas proveniente de Rusia y del Oriente Medio, un recurso vital para el abastecimiento de energía eléctrica. De este modo, Ucrania no es más que un territorio geopolíticamente estratégico, y todos lo quieren de amigo.

Inicio de las protestas

Como respuesta a la suspensión de anexión de Ucrania a la Unión Europea, en Kiev comenzaron a levantarse movimientos ciudadanos de protesta para derrocar al presidente Viktor Yanukovich, estos grupos con tendencia europeísta se unificaron bajo el nombre de Euromaidán. Este movimiento de derecha tenía sus propias divisiones y milicias, llamadas unidades de defensa, y estaban conformadas por elementos nacionalistas ucranianos y por organizaciones de extrema derecha.

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Por otro lado, y con la intención de reprimir al Euromaidán, el gobierno consolidó sus propios grupos de choque, conformados por criminales, militantes prorrusos y elementos extremistas del ejército y policía. Estos grupos se hicieron llamar los Titushki.

Las protestas y enfrentamientos de ambos bandos (Euromaidán y Titushki), se tornaron radicales y brutales, pues la mayoría de los protestantes de ambos lados tenían algún tipo de formación militar. El 22 de enero del año 2014 se presentaron los primeros 5 muertos en protestas, para cuando este saldo alcanzó los 200, Yanukovich decidió huir del país y la oposición de derecha (Euromaidán) tomó control de las instituciones gubernamentales.

Con una nueva tendencia política en el poder, se liberaron presos políticos como Yulia Timoshenko, se celebraron elecciones y la legitimidad de las mismas fue aprobada por Rusia. ¡El conflicto parecía haber acabado! O eso era lo que pensaron.

División del país (Crimea)

Aunque el gobierno había sido reinstaurado, recordemos que ucrania tiene una división étnica de rusos y ucranianos, y como cualquier tendencia política, ideológica o étnica, esta tiende a la agrupación. La mayoría de los prorrusos se ubicaban en el sur-este de ucrania, mientras que los ucranianos con tendencias europeístas se congregaban en el noroeste del país. Esto sin duda representaría un nuevo problema para el gobierno de derecha.

Pocos días después de la huida de Yanukovich del país, comenzaron a aparecer grupos paramilitares en la península de Crimea, un territorio aplastantemente prorruso. Estos grupos armados tomaron el control de los edificios de presidencia y del parlamento, y levantaron en ellos la bandera rusa. Ese mismo día, el parlamento de Crimea anunció un referéndum de autodeterminación para el 30 de marzo. Al celebrarse, con una participación de más del 80% de la población, y más del 96% de los votos a favor, pidieron ser anexados a Rusia. Aunque este referéndum no contó con las garantías democráticas necesarias, y no fue reconocido por los países occidentales, Crimea pasó a pertenecer a Rusia desde entonces.

Guerra en la región del Donbass

Las protestas no cesaron ahí, los prorrusos vieron la indiferencia del gobierno de Kiev ante la pérdida territorial de Crimea, como un aliento para consolidarse como regiones independientes. Por ello, extendieron sus manifestaciones a la región industrial del Donbass, donde aparecieron (al igual que en Crimea), grupos paramilitares prorrusos.

Después de fuertes enfrentamientos y de su numerosa concentración en el territorio, los manifestantes proclamaron la República Popular de Donetsk. Igualmente, diputados locales de Járkov asumieron el control de las instituciones gubernamentales y proclamaron la República Popular de Járkov, aunque esta no tuvo éxito. Finalmente, y con solo días de diferencia, grupos armados prorrusos tomaron control territorial y proclamaron la República Popular de Lugansk. Los nuevos territorios autoproclamados (Donetsk y Lugansk) querían su independencia (sin apoyo ni reconocimiento internacional), todas las instituciones locales ya estaban en manos de las milicias prorrusas, por lo que el gobierno de Kiev (que no tenía la capacidad de mantener el control en la mayor parte del país) se vio inmerso en una guerra inevitable.

Entre abril y mayo del 2014, los enfrentamientos entre prorrusos y nacionalistas se tornaron cada vez más graves, dando lugar a acontecimientos como la Masacre de Odesa, en la que murieron 46 personas por un incendio provocado por el Pravy Sektor, un grupo nacionalista de extrema derecha.

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A pesar de los intentos de diálogo liderados por las potencias mundiales (Unión Europea, Estados Unidos y Rusia), los enfrentamientos continuaron escalando. Las milicias prorrusas iban tomando más y más territorio, poco limitados por la capacidad bélica del gobierno ucraniano. Rusia, por detrás, se encargaba de financiar, armar y entrenar a los movimientos prorrusos en ucrania. Una de sus mejores aportaciones a las milicias separatistas, fueron los sistemas antiaéreos que los prorrusos utilizaban para derribar los aviones del ejército ucraniano y evitar avance en el frente. Fueron estos mismos sistemas, con los que, por equivocación, derribaron un avión comercial (Boeing 777) de Malaysia Airlines, dejando un saldo de 295 víctimas.

Conflicto aletargado

Para julio del 2014, los separatistas ya controlaban la mayor parte del éste de ucrania, y el ejército nacionalista hacía intentos en vano de recuperar pequeñas partes del territorio, incluso se vio obligado a replegarse. El 4 de septiembre de ese mismo año, el ejército ucraniano se veía considerablemente sobrepasado, presentaba más de 830 muertes y más de 3,000 bajas.

En octubre del 2014, se llevó a cabo un proceso para establecer un alto al fuego, aunque los conflictos bélicos continuaban ocurriendo de manera extraoficial.

En el año 2015, las milicias prorrusas acertaron su mayor victoria en la guerra, dejando entre 5,000 y 8,000 soldados ucranianos acorralados en la ciudad de Debáltsevo. Tras días de combate, las tropas ucranianas se rindieron y se entregaron a los prorrusos.

Hasta hace poco la situación se mantenía en una calma tensa, con un frente estancado y hostilidades frecuentes, pero menores. Además de los picos de hostilidades intensas que reavivan el conflicto después de ser usado como herramienta política por funcionarios como Vladimir Putin (cuando necesita ganar popularidad), o el expresidente ucraniano Petró Peroshenko, quien intentó mejorar sus resultados electorales al condenar a las milicias prorrusas.

Esta guerra ha dejado cientos de miles de desplazados, más de 13 mil muertos y una crisis económica que dificulta el acceso de la población a los servicios sociales más básicos, dentro de territorio separatista.

La situación actual

Ucrania se encuentra dividida. Las repúblicas de Donetsk y Lugansk siguen operando de manera independiente al gobierno de Kiev, aunque sin reconocimiento internacional. Ahora (al igual que la Unión Europea en el 2010), la OTAN pretende involucrar a Ucrania dentro de su alianza, situación que Rusia ha desaprobado rotundamente. Como respuesta, la movilización de tropas rusas a la frontera con ucrania ha sido masiva, pues perder un territorio estratégico como ese inclinaría la balanza de potencias hacia el occidente.

Por un lado, Rusia continúa apoyando a las milicias establecidas en el este de ucrania, y por el otro, los países de la OTAN podrían intervenir con tropas para intentar recuperar el territorio tomado por los separatistas, cosa que Moscú no tomaría a la ligera. Por ahora, ambas potencias se encuentran en negociaciones para dar el siguiente paso ¿Rusia invadirá ucrania? ¿La OTAN adherirá a Ucrania? Cual quiera que sea el caso, es un camino directo hacia un encuentro bélico a gran escala, pues, tanto rusia como los países de la OTAN no dudarán en involucrar a sus aliados. Todos querrán un pedazo del pastel.