Tuvo que abandonar sus estudios a temprana edad y comenzar a trabajar para conseguir algo de dinero, ahora, el reconocido chef turco cuenta con más de 16 restaurantes y una fortuna personal de más de 50 millones de dólares.

Sin duda alguna, esta descripción resulta sumamente atractiva y admirable: una persona que comenzó sin nada y se fue abriendo paso hasta conseguir el éxito. Es una de esas historias que muchas personas cuentan con el argumento ‘Nada es imposible’ o incluso la frase ‘Querer es poder’. Y aunque no desmerito dichas declaraciones, pues en ellas existe algo de razón, sí creo que deben ser ubicadas en el contexto correcto, de otra manera, las consecuencias que éstas podrían dejar en su camino son devastadoras.

Todo emprendedor tiene un modelo a seguir, una imagen que los invita y, sobre todo, los motiva a seguir su camino, sin embargo, se debe tener mucho cuidado con lo que estos modelos reflejan y comparten. Es cierto que estas historias pueden generar cierta motivación para sortear las adversidades, sin embargo, no deben ser tomadas como las verdades absolutas. Seguir un modelo de forma literal y al pie de la letra es muy peligroso, pues el entorno de cada individuo es totalmente diferente, lo que funciona para unos puede no hacerlo para otros.

El seguir estas historias de éxito, excesivamente resumidas, como si se tratase de un instructivo para lograr las metas emprendedoras, puede ser también el camino directo al fracaso y a la frustración. Un emprendedor debe aprender a sacar lo mejor de todas las lecciones, y saber discernir con claridad cuando se trata de algo verídico o cuando se trata de una dramatización más que los medios de comunicación venden a las masas. Nadie puede negarlo, un emprendedor que pasó de no tener nada a convertirse en un millonario, es una mayor fuente de inspiración que un emprendedor que logró su éxito con un préstamo de sus padres.

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Por esto mismo, muchos emprendedores se sienten frustrados al no conseguir los resultados que esperan, o resultados similares a los de su ejemplo a seguir. Haciéndoles creer que no son buenos en lo que hacen, que no están hechos para eso o que, simplemente, están equivocados.

La mayor lección y la mejor fuente de aprendizaje viene de aquellas cosas que no hacemos bien, pero son pocos los que se detienen a analizar sus errores, corregirlos y volver a intentarlo. El fracaso, el rechazo son momentos necesarios y completamente naturales. El sobrellevarlos de manera INTELIGENTE es lo que hará la diferencia.