El empresario admitió que un escenario donde los seres humanos vivan en otros planetas no es ideal, ya que la mayoría de ellos están lejos de la Tierra, no tienen gravedad y no son suficientemente grandes. Por eso, para hacer posible su idea, propuso crear colonias espaciales que podrían contener ciudades enteras, áreas agrícolas e incluso parques.
Estos hábitats espaciales, a los que ha dado el nombre de O’Neill, tendrían que ser bastante grandes para albergar alrededor de un millón de personas cada uno y estar lo bastante cerca de la Tierra para que sus ciudadanos puedan viajar a su planeta natal.