En 2017, un año antes de morir, el físico Stephen Hawking advirtió: “Aunque sabemos que la inteligencia artificial tiene el potencial para ser el mayor acierto, o el peor error, de la humanidad, no se están investigando seriamente sus implicaciones”.
Una de las pocas organizaciones que lo hace es el Instituto del Futuro de la Humanidad, de la Universidad de Oxford, que publicó esta semana una carta firmada por 2.400 científicos que declararon que no participarán en la manufactura de robots que puedan identificar y atacar personas sin supervisión humana. Para muchos, darle a una máquina el poder de decidir quién vive o muere es cruzar una línea moral.