250 vehículos de dos ruedas que seguirían circulando por San Francisco, pero que pronto crecerían hasta llegar a Portland, Oregon, Phoenix o Arizona. Y la idea no quería quedarse dentro de las fronteras de Estados Unidos. A diferencia de los coches con conductor para servicios profesionales, la cuestión de las bicis no requiere permisos ni licencias en Europa. Más allá de algún permiso a los ayuntamientos, la realidad es que es un negocio que, aunque requiere una gran inversión en lo que a bicis se refiere, está exento de todas las problemáticas de su hermano mayor.

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