Las botellas de plástico tardan siglos en degradarse, pero ahora una nueva enzima creada por azar en laboratorio aporta una nueva esperanza para poner cerco a esta dañina contaminación, según un estudio que publica la revista PNAS.
Un grupo de científicos han diseñado esa enzima que es capaz de digerir algunos de los plásticos contaminantes más comunes, lo que “proporciona una solución potencial a uno de los mayores problemas medioambientales del mundo”, según un comunicado de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido).