Hasta el día de hoy, el campo de concepto permitía redactar o describir el producto o servicio de acuerdo a las necesidades del vendedor o comprador con la finalidad de facilitar su administración e identificación. A diferencia de otros campos que utilizan catálogos, la realidad es que los conceptos son infinitos pues cualquier empresa puede definir un mismo producto de forma distinta a otros, o incluso inventar y ofrecer nuevos productos que pueden ser incluidos en su oferta de un día para otro.
Si uno revisa los conceptos que se incorporaron dentro de este Catálogo de Productos y Servicios se dará cuenta que resulta absurdo y ocioso el nivel de detalle que se intenta aplicar para etiquetar cada producto.
Desde mi punto de vista la inclusión del campo de Clave de Producto o Servicio será un tema que perjudicará a las empresas en su logística e implicará costosos ajustes en la adecuación y actualización de sus sistemas informáticos. Infiero que la idea del SAT es que con esta información pueda determinar posteriormente la correcta interpretación de conceptos contables, específicamente para identificar gastos y costos aplicables para deducibilidad.
Por poner algunos ejemplos, imaginemos a una pequeña ferretería que deberá identificar los 1500 productos que ofrece a sus clientes dentro de este catálogo de 53,000 conceptos. Ahora imaginemos lo que esto representará para una tienda departamental.
Me parece que este tema en particular demuestra poco conocimiento y respeto por parte del SAT hacia los contribuyentes ya que intenta regular de forma extrema las operaciones comerciales endosándoles el costo de la implementación. Esta medida es de naturaleza recaudatoria y solo busca de manera agresiva ejercer más control sobre la misma base de contribuyentes que ya cumplen con la generación de CFDI, Contabilidad Electrónica y Bancarización de Transacciones; pero nada hace por incrementar la base de los que pagan impuestos.