El mundo se ha vuelto cada vez más impredecible. Cada vez es más difícil anticipar lo que puede suceder; tal parece que nos ha invadido una parvada de cisnes negros, que según Nassim Taleb, creador del concepto, son eventos improbables, sean positivos o negativos pero que siempre causan graves consecuencias.
En menos de un año hemos visto varios eventos de este tipo; en junio del año pasado, el resultado del referéndum sobre el llamado “brexit”. En octubre tenemos el “NO” como resultado del plebicito sobre los acuerdos de paz en Colombia. Y en diciembre la salida de Mateo Renzi quien intentó destrabar el mecanismo legislativo en Italia mediante un referéndum.
Tal vez estos ejemplos no nos sean muy familiares ni los sintamos cercanos. Pero, la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, aunado a que nuestro gobierno se encuentra ante una crisis derivada del incremento a la gasolina y con un Presidente que mantiene un nivel de aceptación del 12%, son signos de un escenario de alta complejidad que implica un ambiente de negocios incierto y volátil.
En estas circunstancias, ¿qué debemos hacer? A continuación, me permito compartir con ustedes algunas líneas de acción.
- Mantener la calma. Ante cualquier circunstancia de esta naturaleza es común caer en la tentación del pesimismo o del enojo. Si no mantenemos la calma, no podremos enfocar nuestra capacidad, la de nuestro equipo y la de nuestra empresa en entender la situación.
- Clarificar cuáles han sido nuestras fortalezas, tanto en el mercado como en la operación y en nuestro equipo. Cualesquiera que sean las circunstancias que enfrentemos, lo más valioso que tenemos son nuestras fortalezas que son lo que podremos utilizar para transitar por esta agua turbulentas.
- Identificar qué es lo que debemos dejar de hacer. Cuando los tiempos son tranquilos y pensamos que ya tenemos dominada la situación, tendemos a relajarnos, a distraernos y a dejar de mirar aquello que en realidad no agrega valor o, peor aún, en aquello que es un lastre y nos quita la agilidad que requerimos.
- Realizar un análisis de los riesgos que nos pueden llevar por debajo de la “línea de flotación”. Es decir, que pongan en riesgo la vida de la empresa. Si descuidamos este punto y llega a sucedernos, todo se puede acabar en muy corto tiempo.
- Retomar el sueño que hemos tenido sobre el futuro de nuestro negocio y compartámoslo con el equipo. La tarea es para el equipo, no puede ser la de una sola persona.
- Reflexiona en tu liderazgo. En tiempos difíciles, existe la tentación de tomar decisiones arriesgadas con la esperanza de, con un golpe de timón, poder sortear el temporal. Este temporal parece que no será corto, que a diferencia de otras crisis en las que ocurre un evento catastrófico y ya, ahora estamos frente a una situación en que cada orden ejecutiva del señor Trump puede convertirse en un obús de alto impacto.
- Escucha diversas voces con diversos puntos de vista. Es común escuchar diversas voces que dicen lo mismo. Escucha voces que digan cosas que te parecen exóticas te ayudarán a expandir tu visión del mundo en el que transitas junto con tu empresa.
- Deja que tu curiosidad se desempolve. Recuerda que preguntar es la herramienta para aprender y estos son tiempos de aprendizaje.
- Aplica lo aprendido. Recuerda que, aunque esta es una crisis de naturaleza diferente, ya has transitados por otras y si estás aquí, es porque aprendiste. Rescátalos y mira si te pueden ser útiles.
- Ten confianza. Confía en tu capacidad, en la de tu equipo, en tus clientes y proveedores, en tus socios. Y si está débil, cultívala. Los vas a necesitar.
Es más fácil decir que hacer, sin embargo, los retos siempre nos presentan la oportunidad de crecer y de desarrollarnos. Este es el momento que nos ha tocado vivir y es el momento de calibrarnos para ver de qué estamos hechos.
Rodolfo Loyola
